jueves

Cuántica mi ignorancia

El Síndrome de Stendhal está más que justificado
(Photo by Mike Salway)
La contemplación del Universo macroscópico me provoca algo parecido al síndrome de Stendhal. Digo que es parecido porque yo no presento todos sus síntomas. Lo de los desvanecimientos y las alucinaciones quizá sí. Bueno, y ahora que lo pienso, también el aumento de la frecuencia cardíaca. En fin, puede que tienda a ser un poco exagerada en mis apreciaciones sobre la belleza del Cosmos, lo reconozco. 

En cuanto al Universo microscópico, esa ya es otra historia. Yo intento que me seduzcan las partículas fundamentales, al fin y al cabo de ellas se componen planetas y galaxias. Pero al final me pasa como en tantas ocasiones, que lo que me acaba por dejar con la boca abierta no son en sí los objetos de estudio sino el estudio mismo, y las mentes humanas capaces de profundizar en tan complicadas doctrinas. 

Así me pasa cuando intento comprender algo de la Física Cuántica. He tenido que empezar desde cero, como en todo lo demás, y enterarme de que toda materia, pero toda-toda, está constituida por los mismos componentes básicos, da igual si hablamos de mi ordenador o del cuerpo de quien está leyendo esto ahora.
(Vale, hasta aquí, no parece muy raro)
Las tres familias, más los de la columna
de la derecha, que querían salir en la foto
(Imagen en Wikimedia Commons)
Según el modelo estándar de la física de partículas (una descripción matemática del mundo subatómico) la lista incluye seis tipos de quarks, con unos nombres muy graciosos que parecen enanitos de Blancanieves: arriba y abajo, encantado y extraño, cima y fondo. Luego están el electrón, el muón y la partícula tau. Y cierran la lista tres tipos de neutrinos: el neutrino electrónico, el muónico y el tauónico. No, si ya comentaba yo la guasa de las nomenclaturas en el anterior  post...
(Bueno, esto se está complicando, pero pienso en los Pokémon y parece más fácil: "¡Neutrino Muónico! ¡Te elijo a ti!")
Todas estas partículas se agrupan en tres familias. Aunque parezca mentira, todas estas partículas han sido detectadas de alguna manera que no podría ni imaginar y se combinan entre ellas para fabricar todo el conjunto de la materia normal. Es como con las recetas de cocina: agrupas dos quarks arriba más un quark abajo y tienes un protón. Con dos quarks abajo y un quark arriba, tienes un neutrón. Les añades algunos electrones y cocinas cualquier delicioso elemento de la tabla periódica. 
(Llegados a este punto yo ya oigo tímidos chisporroteos en mis conexiones cerebrales).
Además, es importante saber que cada partícula tiene una antipartícula. Un positrón es la antipartícula de un electrón, pero con carga eléctrica positiva. Todo quark tiene su gemelo antiquark y un antiprotón está formado por dos antiquarks arriba y un antiquark abajo. Este tipo de partículas se conocen con el nombre genérico de antimateria, pero sus interacciones son normales y se consideran parte del modelo estándar. 

Espero no encontrarme nunca con
la antimaitecicleta
La antimateria tiene una vida muy breve. En cuanto encuentra algo de materia, aunque sea poquísimo, se aniquilan mutuamente y la masa de ambas se transforma en energía pura. 
Al parecer este modelo estándar, aunque ha resultado extraordinariamente acertado, no lo explica todo. No se sabe aún por qué unas partículas son más pesadas que otras o por qué hay tres familias de partículas y no una. Dicen que la Física es la ciencia que describe el "cómo", pero no el "por qué". A mí que no me pregunten, yo bastante tengo con intentar figurarme en mi imaginación qué leches pintan el quark encantado y el extraño en todo esto. 
Dejaré para otro post algunas de las apasionantes, anti-intuitivas y (para mí) enloquecedoras explicaciones cuánticas sobre el mundo infinitesimal que nos rodea y nos compone. Más que nada porque creo que me he hecho un esguince en el lóbulo parietal y no está la sanidad patria para patologías cuánticas. 
"Me piro: no hay quien aguante
a esta tía..."

2 comentarios:

  1. Nabucodonosorcito ll13 de junio de 2013, 11:05

    ¡Calla, calla,...!, ¡No me hables de los quarks!.
    El gilipollas de mi vecino del 3º tiene uno, y en cuanto llega el verano está to'l día montado en él, p'arriba, p'abajo y nos pone la cabeza loca.
    A ver si con un poco de suerte se da un guarrazo y se parte los neutrinos, el muy mamón.

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    1. Querido Nabuco: Tu ignorancia cuántica es mucho más chula que la mía, dónde va a parar. Un abrazo. Me alegro de verte de vuelta.

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