martes

Primitivas ortodoncias y alternancia melánica

Ya he mencionado varias veces en este blog a Ángel Rodríguez Lozano, que es un doctor en Física metido a divulgador. Estuvo varios años trabajando en RNE hasta que le pilló el ERE. Y como se ve que no puede estar sin compartir sus conocimientos, hace programas en una radio de internet. Puedes escuchar todo lo que ofrece en www.cienciaes.com 
 
Ángel (me voy a permitir tamaño abuso de confianza) está dentro de mi altarcito de personas que me dejan admirada. Tiene un entrañable deje extremeño (es de La Garrovilla, Badajoz) que años de forzar la dicción no han conseguido domar. Yo tengo buena antena para el acento extremeño, gracias a mis ascendientes y a algunos años de residencia. Como parte de esos años los viví justo en "la raya" portuguesa, disfruto especialmente los programas en los que charla con Antonio Claret, un astrofísico brasileño que trabaja en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA). Cuando conversan, cada cual con su peculiar acento, extremeño y portugués, me hacen volver al rincón de Extremadura en el que sucumbí a la inabarcable belleza del cielo estrellado.
Entre España, Portugal y el Universo
También me gustan de Ángel su modestia, su forma de preguntar sin molestar ni interrumpir a sus invitados, su saber estar. Y se ve que le maravillan, como a mí, los procesos que llevan al conocimiento. En una ocasión estaba entrevistando a Ignacio Martínez Mendizábal, un paleontólogo del equipo de Atapuerca. El doctor Mendizábal, explicando lo que se sabía acerca del cerebro y posible lenguaje de los humanos que poblaron esas sierras, dijo como de pasada que probablemente esos antepasados eran diestros. Ya había explicado cómo de difícil es hablar de cerebros tan antiguos, teniendo en cuenta que el cerebro no fosiliza. Los paleontólogos estudian la estructura interna de los cráneos fósiles encontrados, para inferir cómo eran los cerebros que los rellenaban. Ángel y yo dijimos al mismo tiempo: "Lo que me maravilla es cómo podéis averiguar que eran diestros." (Es que me involucro tanto en los temas que me parece estar sentada yo también en la entrevista y les hablo y todo.)
 
"¿Con qué mano quieres que
te firme el autógrafo?"
La explicación es de esas que me gustan tanto: Aquellas primeras personas no cocinaban la carne y es muy complicado comer carne cruda con la dentadura que nos viene de serie en la especie. Así que sujetaban con los dientes el extremo de un pedazo de carne y luego con algún instrumento afilado (una bifaz, como diría Javier Cansado) iban cortando el bocado. Algunas veces el filo del instrumento golpeaba en los dientes dejando una muesca con un determinado ángulo. Los paleontólogos estudian esas marcas y se dan cuenta de que han sido hechas con la mano derecha. El hecho de que fueran diestros tiene que ver con el lenguaje también, pero yo ya me quedé ahí enganchada con todo mi cerebro aplaudiendo y haciendo la ola.
 
Otro paleontólogo, el doctor Bienvenido Martínez Navarro, del equipo de los yacimientos de Orce, le explicó a Ángel por qué pueden afirmar que los équidos que poblaron estas tierras granadinas no eran a rayas, a pesar de que sus huesos fosilizados son como los de las cebras actuales. Imagínate, ¡decir que no tenían rayas, mirando unos huesos! El doctor Martínez, con la paciencia que caracteriza a estas sabias personas, empieza explicándonos que los caballos evolucionaron en América. Después de colonizar Eurasia penetraron en África, hace como 2 millones y medio de años. La mosca tse-tse, que puede matar a una cebra con su picadura, es endémica del continente africano, más concretamente de la zona tropical, al sur del Sahara y al Norte del Kalahari. (Aquí ya se percibía cierta anticipación en su voz, porque en realidad ya nos había dado todos los datos necesarios para inferir por qué los caballos de Orce no tenían rayas). ¿Sirven las rayas para camuflarse? Pues no de tus depredadores, se supone que un buen carnívoro cazador tiene la vista lo suficientemente afinada como para que no le engañe tu pijama en blanco y negro. Bien, entonces ¿a quién engañan las rayas? A la mosca tse-tse. Entonces, ¿por qué no son a rayas el resto de los animales africanos? Pues porque como ellos también son endémicos y evolucionaron con la mosca, tienen otras maneras de defenderse de ella, seguramente la inmunidad a su picadura. Pero la cebra llegó más tarde y tuvo que desarrollar una estrategia evolutiva rápida para defenderse de la mosca. Y lo que más resultado dio en pocas generaciones, fue ponerse rayas blancas y negras.
 
De hecho, algunas cebras que llegaron más al sur, por ejemplo las que colonizaron zonas de Sudáfrica, están dejando de tener rayas, porque en Sudáfrica no hay mosca tse-tse. Y alguien que había en el estudio seguía sin entender por qué están tan seguros de que los caballos de Orce no tenían rayas. El paleontólogo dijo "lo siento, me he explicado muy mal". Pero qué va, lo había hecho estupendamente, y si no fuera porque ya tengo reservada la matrícula para el curso 2018-19 en 5 facultades por lo menos, querría ser palontóloga también, solo por saber lo que se siente siendo tan lista.
Mi bici, con los radios despeinados,
con el César Millán de Atapuerca.
 
 

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