jueves

Música en las estrellas


La joven Jocelyn Bell con la
carilla de felicidad que proporciona
el cumplir sueños.
Jocelyn Bell era una niña irlandesa apasionada por la Astronomía. Después de leer muchos libros sobre el tema, le escribió a un científico para preguntarle qué tenía que hacer para llegar a ser radioastrónoma. Le contestó que estudiara Física o Electrónica. En 1965 se licenció en Física y empezó su doctorado en Cambridge, bajo la dirección de Antony Hewish, un radioastrónomo que decidió construir un radiotelescopio para detectar cuásares. Combinando la ley de Hubble con el efecto Doppler, (qué chulita me pongo ya, ¿eh?) sabían que los cuásares son objetos que están increíblemente lejos y que son increíblemente luminosos, posiblemente son núcleos de galaxias en formación. La cosa es que Hewish construyó un enorme radiotelescopio para localizar cuásares y Jocelyn Bell fue una de las personas que le ayudaron.
Representación artística de
un cuásar.
 
A ella le tocaba la tediosa tarea de examinar los kilómetros (literales) de papel contínuo de datos que producía el radiotelescopio. Como no estaba aún la cosa muy informatizada en los años 60, lo hacía a ojo y llegó a ser muy buena distinguiendo interferencias "terrestres" de un vistazo. Un día del año 67, observó una señal que se repetía con una regularidad asombrosa, 1,3 segundos,  demasiado exacta para ser el brillo de un cuásar. Cuando descartó que esta señal se debiera a alguna interferencia, empezaron a bromear con que su regularidad podría deberse a que por fin los "hombrecillos verdes del espacio" estaban intentando ponerse en contacto con la humanidad. Así llamaron a la señal LGM, "little green men". Jocelyn Bell había detectado el primer púlsar.


En vertical el eje de rotación. En diagonal, el eje
magnético y la dirección a la Tierra
(NASA)
Un púlsar es como un faro cósmico. Se trata de una estrella de neutrones, de masa tan concentrada que una sola cucharadita de su materia pesaría como toda la cordillera del Himalaya. Son el resultado de la explosión de una supernova. En realidad son materia cristalizada, la estructura atómica ha cambiado debido a las enormes fuerzas en juego, los electrones y los protones se combinan formando neutrones tan apretujados que no cabe nada entre ellos. Su potente campo gravitatorio conlleva un también potente campo magnético que expulsa haces de fotones y radiación por sus polos. Como el eje magnético no coincide con el eje de rotación, el resultado es que desde la Tierra, los radiotelescopios interceptan sus haces giratorios como si de los haces de luz de un faro se tratara.  
Empezaron a detectar más de estas señales y pensaron que era muy poco probable que varias civilizaciones lejanísimas se pusieran todas de acuerdo para enviar a la vez el mismo tipo de señal, así que descartaron la hipótesis extraterrestre definitivamente. Un periodista que seguía el caso inventó el acrónimo pulsar (del inglés Pulsating Star) y así bautizaron a estos cuerpos celestes, cuyo descubrimiento le valió el premio Nobel a... Hewish. Según las normas de los Nobel, no se pueden conceder a estudiantes de doctorado y por eso no se lo dieron a Jocelyn Bell. La verdad es que se han hecho varias excepciones a esa norma, pero siempre con hombres. Hoy en día Jocelyn Bell ya está jubilada, después de ser profesora de Física, decana de Ciencias y Presidenta de la Royal Astronomical Society, entre otras cosas.
Me impresionó mucho enterarme de que se puede escuchar la música de los púlsares. Te dejo aquí este enlace: no dejes de visitarlo, te encantará. Si tuviera un teléfono de esos modernos, me pondría un púlsar de politono. (¿Se dirá aún "politono"?)

2 comentarios:

  1. Muy interesante, aunque esté equivocado.
    Defiendo -con la cabeza envuelta en papel de plata- la teoría de los little green men.
    Fdo. I want to belive ;)

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  2. Querido Anónimo: Si tú me dices que los LGM son, sean. Ahora mismo escribo a la Yoselín y que lo revisen. Faltaría más. :D
    Por cierto, mírate lo del papel de plata, que igual ya tienes las mechas californianas.
    Un abrazo y muchas gracias por leerme.

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