martes

Cuando la lectura entra por la puerta, la ignorancia salta por la ventana

En mi ánimo por contagiar mis "descubrimientos", traigo un par de webs y un libro: altamente contagiosos, oiga.
Estoy leyendo el libro Bad Astronomy, de un astrofísico llamado Philip Plait. Es el autor de un blog tan interesante y divertido que confié inmediatamente en que me iban a gustar sus libros también. Y con Bad Astronomy he acertado. 
El libro se propone corregir algunas ideas erróneas que tenemos muchas personas acerca de conceptos físicos y por ende astronómicos. Son cosas que hemos ido aprendiendo mal sin darnos cuenta y que aceptamos como verdaderas sin serlo. Porque nos lo enseñaron así en secundaria, porque lo vimos en el telediario, porque lo oimos en nuestro programa de radio favorito... Algunas son cosas que damos por buenas usando la intuición y como dije en alguna otra entrada de este blog, la intuición a veces es muy traicionera. 

Por ejemplo, el autor habla del efecto de Coriolis, tomado erróneamente como base para afirmar que el agua desaguando de los lavabos gira en sentidos contrarios según en el hemisferio en que quites el tapón. El libro explica que dicho efecto sólo es relevante en distancias y períodos de tiempo muy grandes. El giro del agua es sobre todo debido a la forma que tenga el recipiente y a sus pequeñas imperfecciones. Se puede demostrar matemáticamente que los movimientos aleatorios en el agua del lavabo al desaguar son miles de veces más poderosos que el efecto de Coriolis sobre esa misma agua. (Obsérvese el impersonal "se puede"... yo no podría.) O sea, que lo del agua girando de una manera en cada hemisferio es un mito.

En cuanto a la taza del inodoro propiamente dicha, como estos dispositivos están específicamente diseñados para que el agua gire, podrías instalar la tuya en el otro hemisferio y comprobarías que el agua y sus complementos giran exactamente en el mismo sentido que en origen. 
Qué agüica tan chula...
en mi casa  no es así

En el libro se cita a un ciudadano de Kenya, Peter McLeary, que demuestra a los turistas cómo se produce el efecto  de Coriolis en su localidad. McLeary les enseña una señal que dice que justo por ahí pasa el ecuador. Se coloca a ambos lados de la señal y luego en el punto exacto mientras hace caer agua a través de una especie de palangana con un agujero. Y se puede ver cómo efectivamente el agua cae girando en distintos sentidos según dónde se ponga y cómo cae "a plomo", sin giro ninguno en el punto medio. 


¿Que si yo he estado aquí? Pues ahora no me acuerdo si he
ido una vez o ninguna...


Plait nos explica por qué el pequeño espectáculo es un timo y cómo podríamos hacerlo nosotros, siempre que encontráramos a alguien lo suficientemente despistado como para no dudar de que el ecuador pasa exactamente por donde nos dé la gana.  Lo curioso es que yo vi esta demostración no hace mucho en algún documental de esos de viajes, uno de Lonely Planet, creo recordar. 

Otro tema interesante es la ignorancia general del público acerca de las estaciones. El señor Plait ha hecho sus encuestas y ha comprobado que la mayoría de la gente atribuye la alternancia entre estaciones a la mayor o menor proximidad al Sol en los distintos puntos de nuestra órbita elíptica. O sea, creen que cuando estamos más cerca hace más calor que cuando estamos lejos. Yo, como buena empollona, ya sabía que la alternancia de las estaciones se debe a la inclinación del eje del planeta, incluso sabía que, contra-intuitivamente, en el hemisferio norte es invierno precisamente cuando estamos más cerca del Sol. Incluso había aprendido por esos bajos mundos astronómicos que nuestra órbita es elíptica, sí, pero no tanto como nos la dibujan en los libros de texto. 


Encontré esta ilustración tan buen en el blog
http://geomorfo-para-todos-ilustraciones.blogspot.com.es/
Dentro de unos añitos será Vega la estrella del norte
A mí me flipó más un efecto que tiene la rotación sobre el eje en sí, porque como siempre me quedo extasiada mirando el dedo que me señala a la Luna. Se trata de un efecto llamado precesión, que trae de cabeza a los astrónomos porque les suele descuadrar algunas cuentas. Para comprender este movimiento hay que imaginar cómo se mueve una peonza cuando su eje de rotación no es vertical. Esto conlleva, entre otras cosas, que el eje de la Tierra hace su propio movimiento en círculo, completando una vuelta cada 26.000 años. O sea, que la dirección en la que apunta el eje va cambiando a través de los años y el norte que señala ahora no es el mismo norte que señaló en la anterior vuelta o el que señalará en la próxima. Cuando en Astronomía calculan la posición de un objeto astronómico, deben tener la precesión en cuenta, porque influye por ejemplo en la orientación de los telescopios, incluso del Hubble. Digamos que en la brújula de las esforzadas personas de ciencia el norte no está quieto, sino columpiándose. 

Añadiré que gracias al blog Bad Astronomy he podido descubrir la preciosa obra de un fotógrafo y astrónomo aficionado australiano llamado Mike Salway. Le escribí para pedirle permiso para usar sus fotos en mi blog y contestó amable y rápidamente que podía usar toda su obra sin más condición que mencionar al autor y enlazar su web. Es que en este mundillo de locos por las estrellas solo me estoy encontrando con gente maja. 
Within Reach, del increíble artista Mike Salway
http://www.mikesalway.com.au/

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